El pasado 20 de julio tuvo lugar en la ciudad de Jaca la celebración del quinto centenario de la firma del Tratado del Puerto de Astún, un tratado cuyos orígenes se remontan a la Edad Media y que recuerda la larga tradición de cooperación entre las comunidades a ambos lados de la frontera.

La celebración de este singular tratado internacional comenzó por la mañana con el reconocimiento de las mugas fronterizas en el alto del Somport por parte del alcalde de Jaca y de los alcaldes de los municipios franceses de Etsaut, Cette-Eygun y Urdos.

Como manda la tradición, los franceses ofrecieron quesos y los españoles frutas y flores, simbolizando así el hermanamiento entre sus comunidades. Ya en el Ayuntamiento de Jaca se procedió a renovar el Tratado, cuyas actas se envían a los ministerios de asuntos exteriores de España y Francia.

Este año se organizaron diversos actos para celebrar los 500 años de la firma del Tratado. En la plaza de la Catedral de Jaca hubo uno especialmente emocionante con la interpretación del Himno de la alegría e himno de la Unión Europea, que corrió a cargo de la Orquesta Sinfónica del Vallés (Sabadell) y a la que se unieron varios coros de Jaca.

algo de Historia…
La primera referencia al Tratado se remonta al S.XII, cuando el Rey Alfonso I de Aragón concedió los pastos fronterizos a los monjes del Hospital de peregrinos de Santa Cristina de Somport, uno de los tres hospitales más importantes del mundo por aquel entonces.

Los conflictos políticos en los siglos posteriores llevaron a la suspensión temporal de los privilegios concedidos a los ganaderos franceses, y hubo que esperar hasta el S.XVI para una progresiva normalización de las relaciones.

En el año 1513, bajo el reinado de Fernando el Católico, se firmó el Tratado del puerto de Astún, más conocido como Tratado de la Vésiau del lado francés, que supuso la consolidación de las relaciones de cooperación entre las comunidades a ambos lados de la frontera y la fijación de las fronteras entre los dos países. El texto del tratado quedó inscrito en el Tratado de los Pirineos (1659), el primer gran acuerdo que fijó la frontera entre Francia y España.